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Natalia Téllez Quijorna en Macerata (ITALIA)

Es imposible condensar estos más de once meses en Italia de una manera tan simple, sobre todo cuando esta experiencia te afecta tanto, especialmente a nivel personal

¡Hola Natalia! ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo te ha ido en Italia?, ¿Qué has hecho?, ¿Cómo has estado allí? Son las típicas preguntas que familiares, conocidos y amigos me llevan formulando desde que llegué, y después de semana y media, aún no sé qué contestar. Es imposible condensar estos más de once meses en Italia de una manera tan simple, sobre todo cuando esta experiencia te afecta tanto, especialmente a nivel personal. Además siempre te queda la sensación de que por mucho que intentes explicar a alguien lo que ha sido para ti vivir un servicio SVE, la gente no te podrá llegar a comprender 100%. Así que voy a contestar a estas preguntas de manera mucho más simple:

¿Por qué quería hacer un Servicio de Voluntariado Europeo?, ¿Por qué quería irme sola a un país extranjero, con una cultura y una lengua diversa, durante once meses, lejos de toda mi gente, lejos de todo lo que conozco y todo lo me da seguridad? ¡Porque me gusta darme contra la pared!, así de simple. Me gusta proponerme retos, levantarme mil veces y conocerme mejor. Sé que es la típica contestación pastelosa que se puede leer en casi cualquier testimonio de muchas personas que van a vivir al extranjero. Pero os puedo asegurar que es del todo cierta, y por muchas cosas negativas que me han pasado durante esta experiencia, muchísimas más cosas positivas me han sucedido. Me puse retos, alcancé mis metas, abrí más los ojos y me conocí mejor. Traje una maleta cargadita de emociones, lecciones de vida, proyectos aprendidos, fuerza y ganas de seguir haciendo cosas, algo que desgraciadamente no puedes escribir en un curriculum pero que a nivel personal, es incomparable.

Durante 11 meses y medio, he formado parte del proyecto ‘’ Dreams of Earth’’ de GruCA Onlus, una asociación italiana de la ciudad de Macerata. El proyecto se centraba en la rehabilitación y promoción de un ecomuseo y un barrio hecho por casas de tierra cruda a través de eventos, workshops y actividades socioculturales y ambientales para grandes y pequeños. Además aportábamos nuestro granito de arena en la manutención de un huerto ecológico junto con otras asociaciones y colaboramos con un proyecto de ropa de segunda mano. Participamos también en asociaciones locales con niños y niñas y jóvenes con discapacidad. Hablo en plural porque en este proyecto me acompañaban tres voluntarios más: Laurence de Francia, Diogo de Portugal y Elwira de Polonia. En las actividades del ecomuseo trabajábamos además con cuatro voluntarios italianos: Giulia, Emmanuelle, Gloria y Elisa, y nuestra tutora Martina.

Aparte de estas actividades, tuve la oportunidad de desarrollar mi proyecto personal sobre educación ambiental. Colaboré como asistente con un centro de educación ambiental en distintos colegios de la ciudad. También desarrollé mis propios talleres de educación ambiental en centros donde se aprendía castellano, con alumnos y alumnas de distintos niveles de lengua. Dentro del barrio de casas de tierra cruda, desarrollé un proyecto de educación ambiental centrado en el rehúso, con talleres de manualidades para niños y un evento sobre ropa y libros de segunda mano. Este último evento, con el nombre de “Riutilizzarte. Perché buttare se si può usare?” es la actividad que recuerdo con más cariño porque recoge en unas pocas horas todo lo que he aprendido este año, tanto a nivel profesional como a nivel personal, ha sido el input con el que he subido a la cima de la montaña de la seguridad y la fuerza para seguir haciendo todo lo que me proponga.

Extrañaré mucho Villa Ficana, sus casas de tierra, sus vecinos que te acogen como una familia, la sensación de recoger lo que siembras, la naturalidad y complejidad, las manos llenas de tierra, los abrazos de los chicos y chicas de Nuevi Amici, las cuestecitas de la ciudad, los intercambios, la energía de la gente que mueve cosas, el apoyo de muchas otras tantas, las luces naranjas y los días de niebla, los nuevos amigos, mi Familia Ficana …, y ese tren constante de emociones antagónicas que me ha dado tanto.