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Alessia Amadio – Burgos

Mi voluntariado en Burgos en Amycos, desde abril hasta diciembre 2016, fue una experiencia fantástica por el que pude emprender un camino de crecimiento personal y profesional inimaginable

 Mi voluntariado en Burgos en Amycos, desde abril hasta diciembre 2016, fue una experiencia fantástica por el que pude emprender un camino de crecimiento personal y profesional inimaginable. La acogida recibida ha sido, desde el primer momento, calurosa y motivante tanto de sumergirme totalmente en las actividades que desempeñar.

Como analizado antes de mi llegada el proyecto se constató una real concretización de mis estudios. Las actividades realizadas han sido interesantes y muy cercanas a las familias inmigrantes en Burgos, un tema que me interesa y apasiona mucho. Concretamente me dediqué a las actividades propuestas por parte de Amycos en la oficina misma y afuera con talleres para los niños, trabajé dos mañanas por semana en una huerta biológica y por último en un centro intercultural donde me ocupaba de hacer las tareas con los chicos y recibir clases de español.

 

 

En cada parte del proyecto las actividades fueron dinámicas, agradables y, a veces, también emocionantes. Los niños con sus sonrisas y en los momentos mas sencillos me han siempre transmitido energía positiva y mucha ganas de vivir. Los chicos, hijos de familias emigrantes en Burgos, se encontraban todas las tardes en el centro “Atalaya Intercultural” para recibir ayuda para hacer las tareas y un estimulo más para llevar a cabo los estudios. A pesar de las dificultades se comprometían y participaban activamente en las actividades propuestas. En el verano, durante los acampamentos, momentos alegros y de intercambio, estuvimos en la piscina y haciendo talleres por la calle.

Además, el trabajo en la huerta, que al principio ha parecido un poco duro, se ha revalorizado como la descubierta de un mundo, lo del biológico y sostenible, interesante y apasionante.

Otro lado positivo de emprender un servicio de voluntariado son las numerosas amistades que se van creando, los viajes que se van planeando y que te enriquecen, aprender un idioma, conocer una nueva cultura y en fin las formaciones organizadas por parte de la Agencia Nacional de España en el que se puede reflexionar, evaluar y pasar buenos ratos.

El Servicio Voluntario Europeo no es solo una experiencia de “trabajo” si no también una excelente manera para aprender un nuevo idioma, para conocer otras personas y culturas, viajar y aprender muchísimo.

En cada parte del proyecto, durante su desarrollo y ahora mismo que se acabó, confirmo mi entusiasmo y satisfacción. He aprendido mucho, he descubierto un mundo y he recibido mucho más de lo que me esperaba.