Noticias Ver más noticias de amycos.org »

POR EL RESPETO A LAS MUJERES Y A SU CUERPO, CONTRA LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA

El 6 de febrero la ONU reivindica el cese de esta práctica que atenta contra los derechos básicos de las mujeres

POR EL RESPETO A LAS MUJERES Y A SU CUERPO, CONTRA LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA

Se estima que actualmente 140 millones de mujeres sufren los efectos de la mutilación genital femenina. La mayoría (92 millones) son africanas, pero esta práctica se da también en otras regiones del mundo, como Oriente Medio o Asia, e incluso entre familias que residen en países europeos, por ejemplo, y que, o bien viajan a su país de origen para realizarla, o la efectúan en su nuevo lugar de residencia.

Se trata de un acto al que se somete a niñas de entre 0 y 15 años, que es defendido como un elemento tradicional en la cultura de los pueblos que practican. Hay quienes le atribuyen ciertas características religiosas pero en la mayor parte de los casos se mantienen como un elemento que ayudará al comportamiento sexual adecuado de la mujer, preparándola para mantener la virginidad hasta la unión matrimonial e incluso con la creencia de que algunos tipos de ablación reducen la líbido femenina y, por tanto, aseguran la fidelidad.

Sin embargo, y tal y como expresó Tomás Sankara, presidente de Burkina Faso entre 1983 y 1987, la mutilación genital femenina “constituye un intento de conferir un rango inferior a las mujeres al señalarlas con esta marca que las disminuye y que es un recordatorio constante de que sólo son mujeres, inferiores a los hombres, de que ni siquiera tienen ningún derecho sobre su propio cuerpo ni a realizarse física o espiritualmente…”

Esta extirpación supone, por tanto, una clara violación de los derechos básicos de la mujer, como el de disponer libremente de su cuerpo y de sexualidad, y, además de no aportar ningún tipo de beneficios, entraña un grave riesgo para la salud.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) enumera entre ellos la posible aparición de quistes, infecciones, esterilidad, complicaciones del parto y aumento del riesgo de muerte del recién nacido o incluso de la madre o de la mujer en el mismo momento de la mutilación.

Existen numerosas organizaciones que tratan de acabar con esta práctica mediante la sensibilización y educación, tanto de las niñas como de las mujeres y hombres adultos que la realizan o defienden. Su profundo arraigo social y cultural en muchas comunidades dificulta su cese, pero pese a las complicaciones cada vez son más mujeres las que resultan concienciadas acerca de la crueldad de esta práctica.

Aquí puedes conocer mejor el trabajo de una de estas organizaciones.