Aparece en 1992 y desde entonces viene desarrollando su labor en las comunidades rurales, principalmente en las zonas de San Ramón y Matagalpa.
Es una unión de cooperativas de segundo nivel, lo que quiere decir que depende de otras para su funcionamiento. La componen cerca de mil socios y su financiación proviene principalmente de entidades bancarias. “Nosotros actuamos como enlace”, nos dice Blanca Rosa Molino, directora de la cooperativa y vicealcalde de San Ramón.
“Nosotros aparecimos como muchas otras organizaciones, para resolver aquellos problemas que no resolvía el gobierno. Hasta 2003 no empezamos a recibir ayudas”
“Antes de Daniel (Ortega) había gobiernos de maquillaje”
Su funcionamiento parte de créditos bancarios, que la UCA distribuye según los proyectos que estén desarrollando (principalmente enfocados a la actividad agropecuaria y la comercialización), para que después, una vez que los beneficiarios hayan realizado su actividad y hayan conseguido beneficios, se rembolsen a la cooperativa pudiendo esta continuar con su sistema de créditos.
“Siempre hemos tenido el objetivo de la responsabilidad compartida”
La cantidad que debe aportar, en ocasiones, puede ser rembolsada con mano de obra, nunca tendrá intereses y, según la situación, la manera de retornar el dinero se adaptará a las situaciones individuales de los beneficiarios.
Las políticas internacionales de cooperación desarrolladas hasta mediados de los 90 se basaban en el asistencialismo, en la donación de una cantidad de dinero que no requería de ningún compromiso por parte del beneficiario. Ahora “el beneficiario debe aportar parte de la cantidad requerida para el desarrollo de su actividad. Lo mismo sucede con las capacitaciones impartidas”
“Si ellos no participan, no se hacen dueños”
Como en muchas de las organizaciones en pos del desarrollo, la UCA centra gran parte de su política en la figura de la mujer[1] Otro de los pilares fundamentales es la familia, su autosuficiencia y crecimiento personal.
“Nuestro primer objetivo fue alfabetizar, para que la gente pudiera desenvolverse por sí misma, después llegó la integración de la mujer”
La UCA también imparte capacitaciones en las comunidades (la gran mayoría de ellas con el apoyo de ONGs) destinadas, entre otros, al turismo. Una vez capacitados, la cooperativa les consigue clientes, generando trabajo, y recibiendo a cambio un diez por ciento de los beneficios.
Para el funcionamiento de estas capacitaciones cuentan con la participación de promotores, capacitados anteriormente en distintas materias por la propia cooperativa y que después trasladan sus conocimientos a las comunidades. Ellos viven en estas comunidades y son parte de su desarrollo.
La UCA está relacionada también con la promoción de la seguridad alimentaria. Trabajan en el desarrollo de huertos familiares de aquellas economías con menos recursos (principalmente los pertenecientes a mujeres solas y a las escuelas). Con ello buscan fomentar la sostenibilidad de los recursos y la buena alimentación[2]
También ofrecen becas para los estudiantes menos capacitados económicamente. Se conceden tanto para la secundaria, como para la universidad y las carreras técnicas (aquellas basadas principalmente en la práctica)
La gestión cooperativa en el desarrollo de escuelas, caminos, carreteras, letrinas y en la obtención del agua también es significativa. Cooperan con distintas ONGs y con el Gobierno. En lo referente al gobierno, Rosa explica que “cuando colaboramos en un proyecto social no nos requieren el rembolso de dinero, si es un proyecto de producción sí”
La amplia cobertura que ofrece la UCA hace de ella una de las cooperativas con más nombre dentro de San Ramón. Su importancia es innegable y su trabajo una fuente de esperanza para el desarrollo de las zonas rurales.
Gustavo Rodríguez
[1] Nicaragua es uno de los países con los índices de machismo y degradación de la mujer más altos, y de ahí el enfoque feminista de la mayoría de estas cooperativas.
[2] Nicaragua es un país de grandes riquezas, pero también es un país sometido a la oferta y la demanda. Los productos alimenticios de mejor calidad son exportados, mientras que el agricultor nica se queda con los excedentes (si los hay) o con aquellos productos de peor calidad.