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Experiencia personal

Gustavo Rodríguez compartió su verano de 2013 con muchos de los beneficiarios de algunos de los proyectos de Amycos en Managua

Experiencia personal

Las personas, los paisajes, los olores, las comidas, todo, todo es distinto. Después de dieciséis horas de viaje te sumerges en una nueva realidad. Cuesta adaptarse, pero poquito a poco, al suave, vas siendo consciente de donde estás. La gente te mira, pero es evidente que están totalmente acostumbrados a ver cheles por las calles. Se lo toman a risa, saben que todavía no sabemos hacia dónde mirar. Al llegar al país, primero te impacta lo verdaderamente bonito que es, lo natural y enigmático que puede llegar a ser todo lo que te rodea nada más bajar del avión. Poco a poco, tu experiencia se va convirtiendo en algo más real y tu apreciación del entorno se desarrolla de manera distinta. Ya no es sólo lo que te venden, también es lo que tú percibes al mirar más allá de lo exótico, paisajístico o turístico que pueda ser Nicaragua.

Managua, capital del país, es una ciudad loca, tanto como lo puede ser cualquiera de España, pero la cultura hace que la locura sea distinta. Nosotros nos hospedábamos en San Ramón, uno de los muchos pueblos del departamento de Matagalpa, situado en medio de cerros, de naturaleza en la que perderte.

Recuerdo el 19 de Julio, día dedicado a la conmemoración de la victoria de la Revolución Sandinista frente a la Dictadura Somocista, cuya celebración tiene lugar cada año en Managua. Nunca había estado en una concentración tan multitudinaria, alrededor de un millón de personas se dieron cita para festejar este gran logro nacional. Aunque hay que hacer mención –que también parecen compartir un importante número de ciudadanos nicaragüenses- de que el verdadero enfoque del evento pasaba por el ensalzamiento del presidente Daniel Ortega, más que por un homenaje al pueblo luchador que consiguió su “libertad”.

El día a día, el trabajo, las conversaciones con la gente y los viajes, hacen que cobremos presencia aquí en Nicaragua, que empecemos a ser algo más que meros observadores. Uno de estos viajes nos llevó a San Juan del Sur, completamente distinto a la Nicaragua a la que estábamos acostumbrados. Rebosante de gente extranjera y amantes del surf. Buena opción para tomarse un respiro.

Y se cumplió el mes en tierras nicas.

Cada entrevista es una nueva oportunidad para conocer mejor al pueblo nicaragüense y evitar preconcebir ideas en base a algo desconocido. La manera de relacionarse de la gente es completamente distinta, su día a día es inconcebible para nosotros, pero para ellos es más cotidiano que para nosotros nuestra propia cotidianidad. No es fácil conseguir informaciones ciertas, mucha de la que te ofrecen queda filtrada por elementos que se escapan a tu control. Simplemente, quieren hacer ver que todo va bien, cuando a veces -la mayoría-, no es así.

El cambio en la alimentación y el clima consumen las energías de una manera bárbara, uno se termina adaptando, pero no es fácil, en muchas ocasiones te das cuenta de que te falta energía, de que en otra situación estarías más activo; pero aquí es distinto.

León, ciudad universitaria, recomendadísimo tirarse desde el volcán Cerro Negro en trineo. También salir de fiesta. De nuevo, tierra de guiris. Cuando viajas te das cuenta de lo distinta que es una Nicaragua de otra.

Y al suave terminamos llegando a la última semana en San Ramón, los últimos días en este pueblecito de Matagalpa.

Cuantas aventuras en tan poco tiempo, mucha gente nueva que te enseña y te muestra; si estás predispuesto a conocer y aprender, habrá nicaragüenses que te echen un cable.  En Nicaragua es común encontrarse dos tipos de actitudes: la persona que te ve como un extranjero que viene a “salvar el mundo” y la que te ve como una oportunidad para crecer como  individuo. Estas últimas se van a desvivir contigo, buscarán en todo momento tu bienestar y enriquecimiento de la experiencia nicaragüense.

Dos meses se cumplieron y mi viaje concluía. Dos meses en los que viví increíbles aventuras que sólo Nicaragua puede ofrecer. Un gran país lleno de vida, de verde, de azul, de esperanza y riqueza. Lagos, cerros, playas, montañas, volcanes, ciudades, pueblos, comunidades, personas.