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Una experiencia… poco sencilla

El voluntario es alguien que se atreve con todo o que, por lo menos, se atreve a vivir una nueva experiencia…

Una experiencia… poco sencilla

La vida del voluntario no es fácil decía el otro día Davide, uno de los encargados de llevar a cabo la formación de todos los voluntarios del European Solidarity Corps en Italia… y razón lo le falta. La vida de los voluntarios es una vida de corta duración, quizá un año, una semana o varios meses pero al fin y al cabo corta. El voluntario es alguien que no le teme a esa vida corta poco sencilla. No diré que la vida del voluntario es difícil porque sería faltar un poco a la verdad… solo poco sencilla.

Mi nombre es Miguel y durante los últimos diez meses he sido voluntario del European Solidarity Corps en la asociación maceratense Gruca Onlus, dónde he podido trabajar como educador de museo y gestor del patrimonio cultural en el centro de visitas del Ecomuseo Villa Ficana gracias al apoyo de Amycos.

Me gustaría comentar por que creo que la vida del voluntario no es sencilla y desgranar un poco los misterios del voluntario como especie. Primero de todo por que normalmente tienes que salir fuera de tu zona de confort y, como todos sabemos, poner un pie fuera de esa zona es cuanto menos atrevido. He ahí la primera clave, la vida del voluntario no es sencilla pero si atrevida. Un voluntario debe de atreverse a ir más allá a salir de su círculo y enfrentarse a esos desafíos que le presentará su proyecto.

El voluntario soy yo en este caso, y espero que en un futuro tú que lo estas leyendo. El voluntario es alguien que se atreve con todo o que, por lo menos, se atreve a vivir una nueva experiencia. Lo dicho, no es sencillo dar ese paso pero os prometo que es gratificante. Cuando uno da el paso y entiende que no tenía por que tener miedo de ello, crece. Otra clave… crecimiento

El voluntariado sirve para crecer en muchos ámbitos. Seguro que algún voluntario, dependiendo de su edad ha crecido en altura pero no me refiero a eso, el dar tu ayuda sin esperar nada a cambio es un gesto que, en mi opinión, nos hace crecer como personas.

Por lo tanto, recapitulemos, el voluntario es alguien atrevido que se enfrenta a un desafío saliendo de su zona de confort y que no solo busca crecer si no que también lo consigue. Su vida no es sencilla por que a cada paso que da se encuentra con nuevos desafíos: puede que sea un idioma que no conoce del todo bien, una ciudad nueva o incluso personas que nunca había visto antes. Pero recordad el voluntario es atrevido y no le teme demasiado a estos desafíos por lo que probablemente los superará.

Y así pasan las semanas y los meses y los voluntarios crecemos y aprendemos a base desafíos que nos atrevemos a solventar. Y después, cuando uno menos se lo espera, se da cuenta de que ha cambiado, de que hay algo que le hace ser más solidario en pequeños momentos de la vida, que no le cuesta ayudar o que no le cuesta mostrar apoyo a aquellos que no conoce.

Esa es la recompensa final de la poco sencilla vida de los voluntarios. Todos los desafíos a los que se enfrentan le llevan a transformarse en alguien igual pero en cierta manera diferente, probablemente con los mismos valores pero que tiene más facilidades a al hora de ayudar y apoyar a gente tanto conocida como desconocida. A partir de ese momento, cualquier desafío parece pequeño en comparación con esa recompensa.

Con esta breve narración de la maravillosa no sencilla vida de los voluntarios me gustaría en cierto modo haceros ver como ha sido mi año en Italia e invitaros a que os lancéis a esta vida poco fácil. Que os atreváis como hice yo a vivir nuevas experiencias cada día que os harán crecer y cambiar… siempre a mejor, os lo aseguro. Si tenéis interés en conocer esas aventuras os invito a que leáis el blog de Amycos dónde narro todo eso.

Por el momento y de nuevo os invito a atreveros a vivir esta experiencia y a no temer a dar un poco de vosotros a los demás!

Miguel.