Me cuesta mucho resumir en pocas líneas los últimos nueve meses de mi vida, así que pensé en compartir unas ‘palabras clave’ del voluntariado que creo pueden reflejar la experiencia de tantas personas que deciden participar en un proyecto CES. Son palabras que, consideradas individualmente, expresan conceptos y valores de gran importancia, pero que juntas componen un rompecabezas de extrema belleza.
Crecimiento: el voluntariado te permite crecer mucho, a nivel profesional y personal. Es un aprendizaje continuo que te ofrece la posibilidad tanto de conocer, aceptar y gestionar tus propios límites, como de descubrir y apreciar tus cualidades.
Personas: las relaciones humanas que se construyen durante el voluntariado, tanto en el entorno laboral como afuera, son indispensables para aprovechar al máximo la experiencia. Las personas que me han acompañado durante este viaje han sido una red de apoyo cuando me encontraba en tiempos difíciles e impulso de energía, propulsor de inspiración y solidez en la vida de todos los días.
Ciudadanía y participación: el voluntariado europeo da la oportunidad de salir de la propia zona de confort y de reconocerse parte de una comunidad que, al principio, se puede percibir como ajena. Llevando a cabo las tareas del voluntariado te pones a disposición de esta misma comunidad y la vives con sus virtudes y contradicciones. Al mismo tiempo, te educas y responsabilizas a través de las tantas actividades de concienciación y solidaridad que se llevan a cabo.
Compromiso: un concepto amplio que, en mi opinión, hace referencia, en este caso, al compromiso de seguir participando y promoviendo estos valores que se interiorizan durante toda la experiencia. Lo que se vive durante el proyecto no se acaba una vez que se vuelve al proprio país. Y no es algo que eliges: simplemente lo que se hace y se aprende es tan importante y necesario que luego, de una forma u otra, promover la justicia social, adoptar comportamientos sostenibles, fomentar valores como tolerancia, respeto e integración de la diversidad se convierte en esencial en tu vida. El voluntariado ofrece la oportunidad de experimentar de primera mano el hecho de que podemos y debemos hacer algo para construir una sociedad más justa, equitativa e intercultural.
Parece bonito, ¿verdad? Y lo es, pero esto no significa que sea todo fácil y sencillo. Sentimientos de miedo y temor, posibles situaciones de conflicto, necesidad de aceptar y adaptarse a condiciones específicas, despedidas, también forman parte de la experiencia de la persona voluntaria. Y eso no debe asustar, mejor verlo como una oportunidad más para aprender a gestionar emociones o circunstancias que siguen reapareciendo a lo largo de la vida.
Este proyecto me dio la posibilidad de retomar en mano mi vida después de muchos meses de ‘inmovilismo’ y de crear conexiones sinceras y profundas con personas provenientes de todo el mundo. A mí me gustó tanto que decidí quedarme.
Y tú, ¿te animas a participar?