Mucha gente de mi circulo tenía miedo cuando los decía que iba a vivir casi doce meses en un país totalmente diferente a Eslovaquia. Además de a “trabajar“ en una ONG, como voluntaria. Pero mi motivación era grande y no había nada que pudiera detenerme, así que vine.
La parte más grande del voluntariado la hice en el Foro Solidario, un centro que proporciona aulas a las organizaciones para tener clases o hacer actividades. También organiza talleres para niños o excursiones para personas mayores. Estuve participando en la mayoría de estas actividades además de en la parte administrativa.
Otra parte de mi proyecto lo realice en Atalaya Intercultural, una organización principalmente destinada a inmigrantes, para ayudarlos con el aprendizaje del idioma. Y también para ayudar a los niños con las tareas de la escuela –Apoyo- que era la parte en la que participaba.
Algo que debes saber es que, antes de venir aquí, mis únicas habilidades lingüísticas en español eran hola y que tal. Día a día y conversando con la gente mi nivel empezó a evolucionar. Después de 11 meses llegué a un nivel en el que puedo entender todo y más o menos también responder a todo.
Adquirir habilidades lingüísticas no fue el único beneficio. La mayor sorpresa que recibí fueron las nuevas amistades con personas de todo el mundo. Conocí gente de Italia con la que aprendí como hacer la mejor pasta. Conocí gente de países africanos que me mostraron un punto de vista diferente sobre la vida. También me hice amigo españoles que siempre me enseñaban vocabulario nuevo y útil.
También me ayudó con mis habilidades sociales porque tenía que trabajar con diferentes edades. Pude ver el mundo con ojos de niños en las clases de Apoyo y luego también con ojos de personas mayores. Fue genial observar como ambos se quitan la vida.
Ahora, cuando miro atrás y veo todo esto, estoy segura de que tomé la mejor decisión: venir aquí, salir de mi zona de confort, encontrarme con un mundo que nunca soñé.
Gracias Cuerpo Europeo de Solidaridad y Amycos por esta oportunidad.